Abel ha conseguido dos retos: Uno, mantener a Efisioterapia como referente en el sector durante 20 años, escribiendo y revisando cientos de artículos de alta calidad sobre salud y fisioterapia, suyos y de otros especialistas. Dos, compaginarlo durante varios años mientras ejercía de fisioterapeuta en su propia clínica, hospitales y clubs deportivos.
Epicondilitis: Todo sobre el codo de tenista
No tienes que ser tenista para sufrir de «codo de tenista» o epicondilitis. Descubre por qué aparece ese dolor molesto en tu codo, los síntomas y tratamientos, incluyendo terapias efectivas como los ultrasonidos y la magnetoterapia. Aprende a aliviar el dolor y recuperar la funcionalidad de tu brazo.
¿Sientes un dolor punzante en el codo después de realizar actividades repetitivas como levantar pesas, jugar al tenis o incluso usar tu teléfono móvil? Si tu respuesta es afirmativa, es posible que tus molestias sean culpa de la temida epicondilitis, también conocida como codo de tenista.
A continuación, vamos a tratar de explicarte con sencillez de qué se trata esta dolencia y cómo aliviarla. ¿Estás listo para decirle adiós a ese dolor en el codo y volver a disfrutar de tus actividades favoritas? Te contamos cómo.
¿Qué es la epicondilitis?
Esta lesión es una inflamación de la cara externa del codo, la cual se produce al extender de manera recurrente y sobrecargar los dedos o la muñeca. Sería más correcto dirigirnos a esta lesión como una «tendinopatía del extensor corto» o «tendinitis insercional de los músculos del antebrazo». En ella, tras una primera fase inflamatoria, se produce la degeneración del tejido de este tendón.
Por esta inflamación y degeneración tisular es por lo que la terapia física con magnetoterapia y ultrasonidos es tan útil con la epicondilitis.
También se le conoce como codo de tenista porque, hace unos años, era muy habitual que la padecieran los profesionales de este deporte. Sin embargo, en la actualidad la sufren cada vez menos porque se les entrena para que no les suceda.
En cambio, entre el personal de limpieza y los administrativos o las personas que trabajan con un ordenador está cada vez más extendida. El gesto que se realiza para quitar el polvo, escurrir la fregona o mover el ratón provoca que los músculos epicondíleos se sobrecarguen.
A pesar de ser una dolencia muy molesta, la buena noticia es que se puede prevenir y curar.
¿Cuáles son las causas comunes de la epicondilitis?
El origen de la epicondilitis en el codo es una sobrecarga mecánica de los músculos implicados en actividades repetidas de extensión y pronosupinación. Este sobreesfuerzo se produce en la zona en la que los músculos extensores del antebrazo se unen al epicóndilo, cuya función es estabilizar la muñeca.
Si el músculo se usa en exceso o tiene cierta debilidad, se pueden producir algunos pequeños desgarros en el tendón, en la zona de unión al epicóndilo lateral. Además, si el desgarro es repetitivo y supera la capacidad de reparación del tejido, ahí es cuando aparece un proceso inflamatorio y dolor.
Otra de las causas de la epicondilitis, además del uso excesivo del músculo, es el desgaste gradual y natural del tendón que se produce por su fricción contra las protuberancias óseas. Esto, con el paso del tiempo, puede provocar un desgarro muscular debido a los movimientos de flexión y extensión del codo.
La mayoría de las personas afectadas tienen entre 30 y 50 años y las podemos dividir en dos grupos:
1. Los que practican deportes de raqueta
Hablamos de deportes como el tenis o el pádel, y la causa principal es la técnica de revés con una mano. Al modificar este golpeo con un entrenamiento y unos ejercicios de calentamiento adecuados, es posible minimizar el riesgo.
Entre las causas biomecánicas más claras en este grupo de afectados destacamos:
- El uso de una raqueta muy rígida cuando se tiene una musculatura débil y poco elástica.
- No poder mantener la muñeca fija a la hora de realizar un revés. Esto provoca una hiperextensión que sobrecarga los extensores que se insertan en el codo.
2. Otras ocupaciones
Una actividad laboral o recreativa que requiera un uso vigoroso y repetitivo del músculo del antebrazo puede derivar en lo que es una epicondilitis. Esto sucede, por ejemplo, en profesionales de la carpintería, peluquería, enfermería, cocina o pintura, entre otros.
Los síntomas: ¿cómo reconocer la epicondilitis?
Los síntomas de la epicondilitis se desarrollan de manera gradual, pero el principal es el dolor del codo que irradia hacia el antebrazo.
Al inicio, la dolencia aparece con ejercicios repetitivos de flexión y extensión del brazo o al levantar peso. Sin embargo, el paso del tiempo hace que el dolor se cronifique y aparezca incluso en situación de reposo, sobre todo al presionarlo. Además, se vuelve más intenso al realizar un esfuerzo.
Es habitual que quienes sufren epicondilitis tengan sensación de debilidad y pérdida de fuerza en la mano, así como dificultad para cargar o coger objetos. La movilidad, en estos casos, no se ve afectada. En cambio, como se suele compensar con la parte interna del codo para evitar el dolor y la debilidad, es frecuente que termine apareciendo también una epitrocleitis (el mismo tipo de lesión, pero en la parte interna del codo).
Este dolor se puede extender al antebrazo y la mano y viene acompañado de inflamación en la zona.
¿Dónde se localiza el dolor?
La epicondilitis y sus síntomas se manifiestan, por regla general, en el brazo dominante.
En deportistas como los tenistas, puede aparecer en edades tempranas y su clínica es más aguda. Por su parte, cuando se da en grupos profesionales activos, estos suelen tener una edad media y su sintomatología es crónica.
Diagnóstico: ¿cómo se realiza?
Para poder hablar de cómo curar la epicondilitis, primero debemos tener un diagnóstico certero. Para ello, lo primero que hay que hacer es recopilar la historia clínica teniendo en cuenta factores de riesgo ocupacionales o recreativos y efectuar un examen físico minucioso.
Durante la exploración, se comprobará la alineación de la articulación, si existe o no inflamación y cómo es la apariencia de la piel. Además, se determinará si la palpación es dolorosa y se procederá a efectuar distintas movilizaciones para valorar la gravedad de la dolencia.
En este examen también es interesante valorar posibles afecciones nerviosas, al igual que el estado de la columna cervical y el hombro. Si el especialista lo considera adecuado, puede solicitar una analítica y pruebas de imagen.
Aunque estas últimas no son imprescindibles, mediante una radiografía se podrían descartar calcificaciones o tumores óseos y con una ecografía es posible valorar el grado de afectación del tendón.
No obstante, la intensidad de la sintomatología y su evolución serán claves para escoger el tratamiento más apropiado para la epicondilitis.
El tratamiento para la epicondilitis
La epicondilitis es una lesión que no reviste gravedad, pero tiene un impacto significativo en la vida del paciente. Por tanto, establecer un plan de tratamiento precoz resulta especialmente interesante en estos casos, ya que es una lesión que se puede volver crónica con mucha facilidad.
Un masaje combinado con hielo y pomadas antiinflamatorias ayudarán a que la mejoría se note en un plazo medio de tiempo. Por otro lado, algunas personas optan por utilizar una banda de epicondilitis para facilitar el descanso de los tendones extensores y minimizar el traumatismo repetitivo. Este accesorio solo se recomienda cuando vayas a realizar una actividad que implique un sobreuso del antebrazo.
La mayoría de las personas mejoran su epicondilitis con ejercicios y otros tratamientos conservadores, sin necesidad de una cirugía. Con ellos pueden reducir el dolor y prevenir tanto la discapacidad como las recidivas, restaurando la funcionalidad.
Beneficios de la fisioterapia en la recuperación
El reposo es fundamental durante la etapa inicial y más aguda. Posteriormente, es recomendable tratar la epicondilitis con fisioterapia.
Entre las actividades que te propondrá tu fisioterapeuta, habrá ejercicios de fortalecimiento. Aun así, lo ideal es comenzar la rehabilitación con estiramientos de la musculatura extensora del antebrazo.
El estiramiento del flexor de la muñeca es uno de los que más se aconsejan. ¿Cómo se realiza? Intenta esto:
- Con la palma de la mano afectada hacia arriba, sujeta los dedos con la otra mano.
- Mantén recto el codo del brazo afectado y tira suavemente hasta conseguir la extensión de los dedos y la mano.
- Aguanta 30 segundos y realiza 4 repeticiones, unas 3 veces al día.
Por otro lado, los tratamientos de fisioterapia combinan la terapia manual con calor, ultrasonidos y electroterapia.
Es conveniente tratar la epicondilitis mediante estas técnicas no invasivas tan pronto como aparezca la lesión para evitar que se vuelva crónica. Nosotros aconsejamos realizar las actividades con la palma de la mano hacia arriba (brazo supinado). Además, conviene evitar aquellas actividades (laborales, deportivas o domésticas) que fomentan y perpetúan esta dolencia si existen discapacidad y dolor agudo.
Por su parte, los médicos, en los casos más graves, recomiendan la infiltración de corticoides o incluso la cirugía.
¿Cómo puedes tratar la epicondilitis con magnetoterapia?
La aplicación de la magnetoterapia de baja frecuencia también resulta de gran ayuda por sus efectos analgésicos y antiinflamatorios, que alivian el dolor. Además, acelera el proceso de recuperación y es muy fácil de utilizar.
Basta con rodear el codo con la faja del equipo portátil de I-Tech Medical Division y pulsar el programa preestablecido para la epicondilitis. De este modo, los parámetros de tiempo y potencia serán los apropiados para esta lesión.
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La terapia con ultrasonidos es un gran aliado frente a la epicondilitis
El tratamiento con ultrasonidos es uno de los más efectivos en la epicondilitis. Con él, ayudamos a tratar la inflamación, aumentar la movilidad y disminuir el dolor tanto en músculos como en tendones.
Su función principal es aumentar el flujo sanguíneo en la zona de aplicación, con lo que también favorece la regeneración de los tejidos. Además, gracias a I-Tech Medical Division, ahora puedes realizar esta terapia desde la comodidad de tu casa, ya que pone a tu disposición un equipo portátil y muy sencillo de utilizar.
Grados de epicondilitis: desde leve hasta grave
Podemos diferenciar diferentes grados de epicondilitis, los cuales tendrán distintos síntomas y requerirán tratamientos diferentes. ¿Cuáles son?
- Leve
Una epicondilitis que presenta tendinosis se considera leve cuando afecta aproximadamente al 20 % del tendón. - Moderada
Si se produce un desgarro parcial en el tendón, quedando afectado entre el 20 y el 80 % de este, nos encontramos ante una epicondilitis moderada. - Grave o severa
En un desgarro total, donde la superficie afectada del tendón supera el 80 % de este, la patología es grave.
Siempre que no tengas roto el tendón y necesites una cirugía para coserlo, podemos ayudarte a aliviar el dolor y regenerar el tejido con los equipos portátiles de magnetoterapia y ultrasonidos.
Estamos comprometidos con mejorar tu calidad de vida, por eso, si tienes dudas, contacta con nosotros y nuestros asesores especializados responderán a todas tus preguntas.
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