Todo sobre las fracturas: tipos, tratamientos y prevención

Cada fractura ósea es única en su gravedad y tratamiento y no todas ocurren por un grave accidente. Te contamos cómo surgen, desde las más comunes hasta las menos conocidas, y qué se puede hacer para prevenirlas y tratarlas. Descubre cómo la magnetoterapia está cambiando el juego en la recuperación de fracturas con beneficios significativos para una curación más rápida y efectiva.

Todo sobre las fracturas: tipos, tratamientos y prevención
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07/01/2019 | Actualizado: 27/06/2024 07/01/2019
  1. ¿Qué es una fractura y cómo se produce?
  2. Tipos de fracturas que podrías sufrir
    1. Fractura completa o incompleta
    2. Fractura desplazada o no desplazada
    3. Fractura abierta o cerrada
    4. Otros tipos de fracturas
      1. Fractura por estrés
      2. Fractura patológica
      3. Fractura por compresión
      4. Fractura conminuta
  3. Primeros auxilios para fracturas: pasos iniciales importantes
  4. Diagnóstico y tratamiento de fracturas
    1. Tratamiento de las fracturas óseas con magnetoterapia
  5. Prevención de fracturas: consejos y estrategias
  6. Viviendo con una fractura: consejos para el día a día

Las fracturas óseas son lesiones que pueden ocurrir en cualquier hueso del cuerpo y a cualquier edad.

Desde el público general hasta los profesionales de la salud, todos enfrentamos el desafío de comprender y manejar adecuadamente estas lesiones que impactan profundamente en la vida de quienes las sufren. Pero ¿cómo puedes tomar las mejores decisiones en esta situación?, ¿cómo puedes mejorar la recuperación?

Cada fractura es única en términos de gravedad, ubicación y características específicas. Por ello, aquí abordaremos los diferentes tipos de fracturas, lo que te permitirá comprender mejor estas lesiones y cómo se tratan.

Presta atención, te contamos todo lo que quieres saber sobre ellas.

¿Qué es una fractura y cómo se produce?

Se considera fractura ósea a una rotura de un hueso, ya sea total o parcial. Esta se puede producir por dos causas.

En primer lugar, al recibir una fuerza que supera su elasticidad. Esto sucede comúnmente debido a accidentes, golpes, gestos bruscos, lesiones deportivas o fuertes caídas. Este último caso es muy habitual en las fracturas que sufren los niños.

En segundo lugar, también pueden producirse por la debilidad del hueso debido a la pérdida de masa ósea. Incluso por estrés o fatiga del propio hueso cuando se le somete a una presión repetitiva.

Las lesiones de este tipo van acompañadas de un dolor intenso. Otros de los síntomas en una fractura ósea son la deformación de la zona, hinchazón, entumecimiento, hematomas y limitación del movimiento. Es más, en algunos casos puede incluso producir fiebre.

Por otro lado, el hueso al fracturarse puede romper también la piel, lo que indicará que estamos ante una fractura abierta o compuesta.

Tipos de fracturas que podrías sufrir

Podemos diferenciar las fracturas óseas en función del daño que provocan.

Fractura completa o incompleta

En el caso de la completa, el hueso se rompe en dos o más fragmentos separados, requiriendo a menudo inmovilización y, en algunos casos, cirugía para una correcta curación.

Suelen producirse por un impacto directo, una fuerza extrema sobre el hueso o una caída.

Si es incompleta, significa que la rotura del hueso es parcial. Se produce por flexión o fisura y, generalmente, se trata con inmovilización y descanso.

Fractura desplazada o no desplazada

Los fragmentos óseos se separan y alejan de su posición normal en las desplazadas. Se requiere, por tanto, reducción para realinearlos y asegurar una curación adecuada. Para ello, pueden utilizarse tornillos, clavos o placas.

Se puede producir por el movimiento tras un accidente.

En el caso de las no desplazadas, los fragmentos óseos permanecen en su posición anatómica normal y, por lo general, se curan sin necesidad de cirugía.

Fractura abierta o cerrada

El hueso fracturado atraviesa la piel en las fracturas abiertas, lo que se considera una emergencia médica debido al riesgo de infección. Requerirá cirugía y antibióticos.

En las fracturas cerradas, el hueso se rompe pero no perfora la piel. El tratamiento suele implicar inmovilización y descanso.

Tipos de fracturas

Otros tipos de fracturas

Por último, podemos añadir una clasificación de este tipo de lesiones que se basa en el mecanismo que las ha causado. Así, encontramos las siguientes:

Fractura por estrés

Es una lesión por sobrecarga debida a tensiones repetitivas. Se da comúnmente en atletas y suele tratarse con descanso y modificación de la actividad.

Fractura patológica

Ocurre debido a una enfermedad subyacente que debilita el hueso, como el cáncer o la osteoporosis. Precisa de un tratamiento médico combinado donde se estabiliza el hueso y se aborda la enfermedad.

Fractura por compresión

El hueso colapsa o se aplasta como consecuencia de una fuerza de compresión, algo que sucede especialmente en la columna. La terapia física y, en algunos casos, la cirugía son las soluciones adecuadas.

Fractura conminuta

Esta fractura implica que el hueso se ha roto en tres o más fragmentos separados. Puede necesitar reducción abierta y fijación interna para una adecuada curación.

Primeros auxilios para fracturas: pasos iniciales importantes

Una fractura ósea implica que un hueso se ha roto. Y sí, obviamente necesitas que un médico la revise.

Si es resultado de un golpe fuerte o un accidente serio y te encuentras en alguna de las siguientes situaciones, lo mejor es llamar a emergencias:

  • La persona no responde, no respira o no se mueve.
  • Hay un sangrado intenso y se percibe mucho dolor al aplicar una presión suave o con movimientos sutiles.
  • Se aprecia que la extremidad o la articulación están deformadas.
  • El hueso sobresale a través de la piel.
  • La zona lesionada está entumecida o tiene un color azulado.
  • Hay sospechas de fractura en un hueso del cuello, de la cabeza o de la espalda.

Recuerda que, para evitar agravar las lesiones, no es recomendable mover a la persona. Así, mientras llega la ayuda profesional, puedes ofrecer primeros auxilios para fracturas con estas medidas:

  • Evita cualquier tipo de movilización o inmoviliza la zona lesionada, sin volver a alinear el hueso ni empujarlo para dentro si este se ha salido.
  • Analiza los signos vitales del lesionado, valorando el pulso.
  • Si está consciente, pregunta por sus sensaciones (dolor, posibilidad de movimiento...).
  • En caso de que la fractura se produzca en una extremidad, compara con la contralateral para descubrir si hay deformidad, acortamiento…
  • Ante una fractura abierta sería interesante colocar un apósito estéril sobre la herida para detener el sangrado, aplicando una ligera presión.
  • No debes aplicar hielo directamente sobre la piel para aliviar el dolor y reducir la hinchazón. Es mejor envolverlo en un trozo de tela u otro material.
  • Si la persona lesionada está mareada o con respiración entrecortada, puedes recostarla. Lo adecuado es que la cabeza esté más baja que el tronco y, si puedes, levántale las piernas.

Joven con muletas esperando en la sala del hospital

Diagnóstico y tratamiento de fracturas

De forma general, para diagnosticar una fractura los médicos se apoyan en pruebas de imagen como radiografías. Con ellas, pueden identificar si el hueso está roto, dónde y qué tipo de fractura es. Además, suelen incluir vistas de dos planos distintos (anteroposterior y lateral).

En ocasiones pueden emplearse otras pruebas de imagen como resonancias magnéticas o TAC. Esto es habitual en fracturas más pequeñas que no son visibles en radiografías simples, aunque se sospecha que están. Sucede, por ejemplo, en fracturas escafoideas (de uno de los huesos de la muñeca) o de cadera, en concreto del cuello femoral.

En cuanto al tratamiento principal de las fracturas, este consiste en la inmovilización del hueso en su posición original para facilitar su consolidación. Por ello, es habitual el uso de escayolas o férulas que fijan la posición impidiendo el movimiento.

Si la fractura es múltiple o complicada, puede ser necesaria la cirugía y la utilización de prótesis para unir, recomponer y fijar el hueso. Se aconseja, además, el consumo de calcio y vitamina D para acelerar el proceso de regeneración.

Diagnóstico y tratamiento de fracturas óseas

Tratamiento de las fracturas óseas con magnetoterapia

La magnetoterapia ha demostrado ser de gran utilidad en la recuperación de fracturas por su capacidad para estimular la regeneración del tejido óseo. Así, aplicando sesiones de magnetoterapia de baja frecuencia se estimula la consolidación del hueso y se acelera la recuperación.

El éxito de este tratamiento de fracturas óseas lo coloca como una alternativa más eficaz que la cirugía repetitiva. Resulta menos invasivo y tiene menos contraindicaciones.

Además, el avance de la tecnología te permite tratar esta patología con un equipo portátil de magnetoterapia. Nosotros confiamos en los equipos para profesionales y particulares que fabrica I-Tech Medical Division, una empresa líder en el sector.


Abel

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Abel Renovell Cofundador y fisioterapeuta colegiado

Son muy sencillos de utilizar. Para tratar una fractura con uno de estos aparatos solo has de rodear la zona del hueso afectado con la faja del equipo y pulsar el programa específico para estas lesiones. 

De este modo, recibirás cómodamente el tratamiento con la duración y la potencia apropiados. 

Así de fácil.

Prevención de fracturas: consejos y estrategias

  • Los accidentes ocurren, sí. Pero tener los huesos sanos y fuertes es clave para evitar o reducir las fracturas óseas. ¿Cómo puedes conseguirlo?
  • Las recomendaciones en cuanto a prevención son las siguientes:
  • Seguir una dieta adecuada rica en calcio y vitamina D, lo que ayuda al desarrollo de los huesos y su fortalecimiento.
  • Tomar el sol, al menos 15 minutos diarios.
  • Realizar ejercicio físico moderado de manera regular; sobre todo, aquel que implique correr o saltar.
  • Utilizar una equipación apropiada: rodilleras, coderas, casco... Esto prevendrá las fracturas por caídas o impactos.
  • Llevar zapatos cómodos y con suela antideslizante.

En el caso de los pequeños, es conveniente que se mantengan en un entorno seguro, evitando así caídas con consecuencias graves. Por otro lado, recuerda que el consumo de tabaco o alcohol puede afectar a la densidad ósea y, por tanto, ser factor de riesgo para las fracturas.

Viviendo con una fractura: consejos para el día a día

Con un tratamiento adecuado, las fracturas óseas suelen curarse bien. Aquí tienes algunos consejos para asegurarte de ello:

  • Seguir las indicaciones de los profesionales sanitarios en cuanto a reposo y ejercicio físico.
  • Llevar una dieta saludable que incluya abundante vitamina D y calcio, sin olvidar las frutas, verduras, proteínas magras y agua. Entre los alimentos más recomendados están:
    • Verduras de hoja verde oscura.
    • Pescado.
    • Yogur.
    • Nueces.
    • Carne.
    • Semillas.
  • Cuidar la férula o la escayola para que continúe haciendo su función.

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Entonces contacta con nuestros asesores especializados, estarán encantados de ayudarte.

Abel Renovell Cofundador y fisioterapeuta colegiado

Abel ha conseguido dos retos: Uno, mantener a Efisioterapia como referente en el sector durante 20 años, escribiendo y revisando cientos de artículos de alta calidad sobre salud y fisioterapia, suyos y de otros especialistas. Dos, compaginarlo durante varios años mientras ejercía de fisioterapeuta en su propia clínica, hospitales y clubs deportivos.

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