Abel ha conseguido dos retos: Uno, mantener a Efisioterapia como referente en el sector durante 20 años, escribiendo y revisando cientos de artículos de alta calidad sobre salud y fisioterapia, suyos y de otros especialistas. Dos, compaginarlo durante varios años mientras ejercía de fisioterapeuta en su propia clínica, hospitales y clubs deportivos.
¿Hay tratamientos eficaces para la hernia discal?
¿Sabías que la mayoría de los casos de hernia discal no requieren cirugía? No dejes que el dolor de espalda te detenga, pero tampoco el miedo al quirófano. Te contamos los tratamientos no intrusivos más efectivos, como la magnetoterapia y la fisioterapia. Aprende a cuidar tu postura y realiza ejercicios específicos para marcar la diferencia en tu bienestar.
¿Alguna vez has sentido un dolor en la zona de la espalda tan intenso que te ha hecho pensar que había algo más? El teletrabajo, las malas posturas y el estrés diario pueden pasar factura a tu espalda. Si todo esto te suena familiar, es posible que padezcas una hernia discal.
En este artículo vamos a explicar los tratamientos eficaces de alivio y prevención de hernia discal para que puedas volver a disfrutar de tus actividades diarias sin que tu espalda se queje.
¡Descubre cómo darle un respiro a tu columna!
¿Qué es una hernia discal y cuáles son sus síntomas?
La hernia discal se produce por el desgaste de los discos que hay entre las vértebras. Es uno de los problemas más conocidos de la espalda y en su aparición influyen tanto los esfuerzos como el paso del tiempo.
Puede darse en cualquier lugar de la columna vertebral. Aun así, la más habitual es la que provoca dolor en la zona baja de la espalda (lumbar) tras el desplazamiento de parte del disco intervertebral hacia la raíz nerviosa ejerciendo presión.
El origen de esta dolencia suele estar relacionado con:
- Malas posturas
- Levantamiento de peso de forma inadecuada
- Golpes y contusiones en la zona de la espalda
Este tipo de acciones empeoran los síntomas cuando la hernia ya ha aparecido, por tanto, son justo lo que no debes hacer cuando ya tienes una hernia discal.
Al irritar los nervios cercanos al disco herniado se causa dolor, rigidez e, incluso, debilidad en los brazos y en las piernas. De forma general, el dolor remite con un tratamiento sin cirugía (conservador), aunque el 10 % de los casos precisan una intervención.
Un problema mayor aparece cuando la hernia afecta a la cauda equina, un haz de nervios que se extiende desde la parte inferior de la médula. Si se comprimen todos los nervios que se encuentran en este lugar, estaremos ante lo que se denomina síndrome de cauda equina o cola de caballo. En este caso, la cirugía es urgente y necesaria.
No obstante, la mayoría de las personas que tienen una hernia de disco no necesitan cirugía para corregir el problema. Basta con realizar varias sesiones activas de magnetoterapia para aliviar el dolor y mejorar su calidad de vida.
En este vídeo verás con detalle cómo se forma la hernia discal:
¿Reconoces estos síntomas de las hernias discales?
Lo que caracteriza a una hernia discal es un cuadro violento, intenso, agudo y repentino. Aunque es habitual que se produzcan en la columna lumbar, también pueden aparecer en la columna cervical (cuello). Además, suelen afectar a un solo lado del cuerpo.
¿Cuáles son los síntomas más frecuentes de las hernias discales?
- Hormigueo o entumecimiento.
Es habitual que quienes sufren una hernia discal sientan hormigueo y entumecimiento en aquella parte del cuerpo relacionada o conectada con los nervios afectados. - Dolor en las extremidades o en los brazos.
Aquí podemos diferenciar distintos tipos de dolor según la localización de la hernia. Por ejemplo, si está en la parte baja de la espalda, es probable que sientas dolor en las pantorrillas, los muslos y los glúteos. En cambio, si la hernia está en el cuello, el dolor lo percibirás en los brazos y en los hombros.
- Debilidad.
Todos los músculos conectados con los nervios afectados tienden a debilitarse de manera precipitada. Esto puede afectar a tu capacidad para levantar y sostener objetos durante un tiempo prolongado. Asimismo, puede hacer que tropieces. Todo depende del lugar de la hernia.
A pesar de todo esto, también es posible que tengas una hernia discal sin síntomas. En este caso, solo te darás cuenta de su presencia mediante una prueba de imagen de la columna.
¿Cómo es el diagnóstico de la hernia discal?
Durante la exploración física, el médico especialista revisa tu historial clínico y explora tu espalda, para comprobar tu sensibilidad. También realiza un rápido examen neurológico comprobando los reflejos, la fuerza muscular y la capacidad tanto para caminar como para sentir toques ligeros, pinchazos o vibraciones.
De igual modo, si sospecha de otra afección o necesita comprobar qué nervios están afectados, puede solicitar exámenes adicionales.
Pruebas de diagnóstico por imágenes
Las cuatro pruebas por imágenes en la que se apoya el especialista para diagnosticar y pautar el mejor tratamiento para la hernia discal son:
- Radiografía.
Aunque con ella se puede detectar la presencia de una hernia de disco, no descartará otra causa del dolor de espalda. Esta prueba revela tumores, problemas de alineación de columna, fracturas de huesos o infecciones. - Resonancia magnética.
Las ondas de radio y el campo magnético crean imágenes precisas de las estructuras internas del organismo. Gracias a su resultado, es posible confirmar y ubicar tanto la hernia como los nervios afectados. - Tomografía computarizada.
Las imágenes transversales que crean los rayos X desde diferentes ángulos muestran tanto la columna vertebral como las estructuras que la rodean. - Mielografía.
Para realizar esta prueba se inyecta un contraste en el líquido cefalorraquídeo. Tras ello, será posible detectar presión en los nervios o la médula espinal debido a hernias u otras afecciones.
Pruebas neurológicas
También existen exámenes gracias a los cuales se vuelve posible determinar dónde está el daño nervioso. Son los siguientes:
- Pruebas de conducción nerviosa.
Unos electrodos colocados en la piel indican si los impulsos eléctricos viajan o no correctamente por el tejido. Del mismo modo, muestran el funcionamiento de los músculos y los nervios. - Electromiografías.
El especialista introduce una aguja con electrodos en diferentes músculos para evaluar su actividad eléctrica en reposo y al contraerse.
Tratamientos no quirúrgicos para la hernia discal
La primera opción de tratamiento para las hernias discales siempre es conservadora y busca aliviar el dolor, a no ser que haya déficits neurológicos, debilidad muscular, dificultad para caminar o padezcas el síndrome de cola de caballo.
Los tratamientos no quirúrgicos de hernias discales incluyen:
- Medicamentos antiinflamatorios para aliviar el dolor, como el ibuprofeno o el naproxeno.
- Reposo. Un par de días calman el dolor severo. Puedes combinarlo con descansos repartidos a lo largo de los días y evitar estar sentado durante mucho tiempo.
- Realizar los movimientos de forma lenta y controlada. Levantar peso y arquearse hacia delante son algunos de los movimientos que provocan más dolor.
- Fisioterapia. Con ejercicios específicos puedes fortalecer tanto los músculos abdominales como la zona lumbar de la espalda, lo que aliviará el dolor.
- Inyección epidural de esteroides para reducir la inflamación local.
Magnetoterapia: beneficios y efectividad
En la actualidad la magnetoterapia, terapia física basada en la aplicación de campos magnéticos, ha demostrado su eficacia en el tratamiento de la hernia discal. Los estudios realizados concluyen que existe una relación directa entre la aplicación de la magnetoterapia y la reducción del dolor y la inflamación en pacientes con problemas a nivel músculo esquelético. Tanto es así, que prácticamente todos los centros de rehabilitación, hospitales y clínicas de fisioterapia cuentan con aparatos de magnetoterapia para tratar a sus pacientes.
Entre los efectos de esta terapia podemos destacar que actúa como vasodilatador, relajante muscular y antiinflamatorio. Además, también provoca un efecto analgésico de larga duración y favorece de manera paulatina la regeneración de los tejidos.
Con su aplicación, se produce una mejora de la circulación. Así, se facilita el aporte de sustancias nutritivas que ayudan de forma activa a que los tejidos dañados vuelvan a su estado original.
En este sentido, podemos asegurar que un uso continuado de esta terapia aumenta considerablemente este efecto. Por ello, tener en casa un buen equipo de magnetoterapia portátil es de gran ayuda.
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Fisioterapia y ejercicios recomendados
La terapia física para tratar la hernia de disco combina diferentes técnicas y ejercicios para aliviar el dolor y mejorar la función de la columna.
Los fisioterapeutas, además de sus técnicas de masaje y terapia manual, incluyen estimulación eléctrica y aplicación de frío y calor. Por otra parte, te ayudan a fortalecer la musculatura de la espalda y el abdomen y previenen futuros problemas de salud mediante ejercicios.
Con un trabajo de fortalecimiento y estiramiento personalizado te ayudan a estabilizar y sostener la columna vertebral, complementando los resultados que brinda el tratamiento de la magnetoterapia.
Por otro lado, contribuyen a mejorar tu postura corporal, ya que una buena postura reduce la presión sobre la columna vertebral. ¿Cómo puedes comenzar? Mantén la espalda derecha, sobre todo cuando permanezcas sentado mucho tiempo. Y cuando levantes objetos muy pesados, haz el esfuerzo con las piernas y no con la espalda.
Finalmente, un peso saludable te ayudará también a mejorar en todos los aspectos de tu salud.
¿Y si toca tratamiento quirúrgico?
La intervención habitual para la hernia discal es una microdiscectomía lumbar.
Para ello, se extrae una parte pequeña del hueso por debajo de la raíz nerviosa. Así, se consigue aliviar el pinzamiento neural y se le da al nervio más espacio para que sane. No obstante, algunas hernias pueden operarse mediante endoscopio con buenos resultados.
Podemos decir que el tratamiento quirúrgico para la hernia discal tiene unas tasas de éxito superiores al 85 %.
¿Cuándo considerar la cirugía para la hernia discal?
El porcentaje de los pacientes con hernia de disco que precisan cirugía es bastante pequeño. Esta intervención se recomienda tras un período de tratamiento conservador en el que no se han conseguido aliviar los síntomas. No obstante, también se recomienda en aquellos pacientes que tienen estos síntomas:
- Debilidad muscular.
- Dificultad para caminar.
- Pérdida del control de vejiga o intestinos.
No hay que olvidar que una cirugía como esta lleva asociados una serie de riesgos:
- Infecciones.
- Lesiones en los nervios.
- Hernia de disco recurrente. Existe entre un 20 y un 25 % de probabilidad que el disco se vuelva a herniar a lo largo de tu vida.
- Hematomas que provocan compresión nerviosa.
- Desgarro de la membrana que cubre los nervios.
Estilo de vida y consejos de prevención
Cuidar tanto la postura corporal como tu forma física es clave para prevenir la hernia de disco y para mitigar su dolor una vez se ha presentado. Por eso, queremos ofrecerte los siguientes consejos con los que te encontrarás mejor:
- Higiene postural.
Aquí entran en juego diferentes aspectos. Por ejemplo, si vas a estar de pie, es recomendable distribuir el peso de manera uniforme. Puedes apoyar uno de los pies en un objeto elevado como un escalón. Si vas a estar sentado, recuerda tener siempre la espalda recta y coloca los pies en un reposapiés.
A la hora de caminar, no te encorves. Anda con la espalda erguida y la cabeza elevada. Además, recuerda echar los hombros hacia atrás.
Cuando tengas que realizar labores domésticas, ten siempre una postura apropiada. Así, reparte el peso entre los dos brazos cuando vayas a la compra, coloca un pie sobre un escalón cuando planches, o arrodíllate para hacer la cama.
Para coger del suelo un objeto pesado, no inclines la espalda, flexiona las rodillas y coloca la espalda recta. Luego, levanta despacio el objeto en cuestión y mantenlo lo más pegado a tu cuerpo que sea posible evitando los movimientos bruscos. - No duermas boca abajo.
Es mejor dormir sobre un colchón duro y de lado, pero colocando entre las rodillas una almohada o cojín para reducir la presión en la espalda. Sin embargo, quienes prefieren dormir boca arriba, conviene que lo hagan con una toalla enrollada bajo la nuca y almohadas bajo las rodillas. - Siéntate bien cuando conduzcas.
Acerca el asiento tanto como necesites para llegar cómodamente a los pedales y nunca utilices una sola mano para conducir. Además, si realizas trayectos largos, descansa cada dos horas para estirar. - Deja los tacones en el armario.
Usar a diario tacones aumenta la tensión en la espalda. Por eso, es mejor que reserves su uso para ocasiones especiales. Del mismo modo, no utilices un zapato plano constantemente, pues también puede ser perjudicial. - Cuida tu alimentación y actividad física diaria
Come de manera equilibrada y aléjate de un estilo de vida sedentario.
La hernia discal puede ser muy dolorosa e incapacitante. ¡Te interesa reaccionar rápido ante los primeros síntomas! Ve al especialista y empieza cuanto antes con el proceso de rehabilitación y recuperación.
Y recuerda, si necesitas más información sobre cómo puedes utilizar la magnetoterapia para el tratamiento de hernia discal en casa, contacta con nuestros asesores especializados.
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