Quiste de Baker: Todo lo que necesitas saber

¿Te ha salido un bulto doloroso detrás de la rodilla? Podría ser un quiste de Baker y tiene solución. Te contamos cómo puedes cuidar tu rodilla, reducir el dolor y mejorar la movilidad. Conoce tus opciones y toma el control de tu salud articular.

Quiste de Baker: Todo lo que necesitas saber
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04/04/2024 | Actualizado: 04/04/2024 04/04/2024
  1. ¿Qué es un quiste de Baker?
  2. ¿Cuáles son las causas del quiste de Baker?
  3. Síntomas: más que un dolor de rodilla
  4. ¿Cómo es el diagnóstico del quiste de Baker?
    1. Examen físico
    2. Pruebas de imagen
  5. Recuperación y expectativas
  6. ¿Hay tratamiento de fisioterapia para el quiste de Baker?
  7. Toma nota para prevenir el quiste de Baker

¿Notas una pelota pequeña en la parte posterior de la rodilla que te limita y dificulta el movimiento tanto al doblar como al estirar? Es posible que tengas un quiste de Baker o quiste poplíteo.

No te pierdas esta guía completa para aliviar y cuidar con efectividad el quiste de Baker.

¿Qué es un quiste de Baker?

La articulación de la rodilla se lubrica y reduce la fricción entre sus partes gracias al líquido sinovial. No obstante, si existe algún problema en la articulación, se produce este líquido en exceso. Y es la acumulación anormal de líquido sinovial en el hueco poplíteo la que da lugar a una protuberancia conocida como quiste de Baker.

Por tanto, no estamos ante una patología, sino ante la consecuencia de una. Como resultado, la rodilla presenta dificultad para realizar los últimos grados de flexión, lo que impide, por ejemplo, que te pongas en cuclillas.

El bulto puede aparecer de manera progresiva o irrumpir en unos pocos días y se abre paso siendo claramente palpable sobre la piel. Debido a la presión que provoca el aumento de líquido en el tejido, puedes tener sensación de tirantez, pesadez y dificultad para flexionar la rodilla.

¿Qué es un quiste de Baker?

¿Cuáles son las causas del quiste de Baker?

Son varias las causas que producen el escape de líquido sinovial hacia la parte posterior de la rodilla y que provocan el denominado quiste de Baker.

  • Problemas en la articulación de la rodilla.
    • Lesiones traumáticas provocadas por movimientos bruscos o golpes directos que dañen la articulación.
    • Desgarro o deterioro del menisco.
    • Condiciones inflamatorias crónicas como la que se produce debido a la artritis reumatoide.
  • Osteoartritis.
  • Desgaste o rotura de cartílago por sobreesfuerzo de la articulación.

Por otro lado, hay que tener presente que la edad es un factor de riesgo. Mientras que si este quiste aparece en una persona joven, puede ser consecuencia de una lesión traumática, en una persona mayor no sucede así. Es más, suele ser habitual a partir de los 40 años debido a que la cápsula articular está más debilitada y aparece cierta tendencia a la inflamación, lo que hace que la rodilla tenga mayor inestabilidad.

Síntomas: más que un dolor de rodilla

En muchos casos, el quiste de Baker no provoca dolor y puede que ni siquiera sepas que lo tienes. Sin embargo, si los síntomas aparecen, pueden ser los siguientes:

  • Bulto en el espacio poplíteo.
  • Dolor posterior vago.
  • Hinchazón.
  • Limitación del rango de movimiento de la rodilla.
  • Rigidez de la articulación que aumenta con la actividad o tras estar de pie un tiempo considerable.
  • Tensión en la parte posterior de la rodilla.
  • Puede producir un chasquido en la parte trasera de la articulación mientras se camina.

De igual manera, hay que tener presente que si el quiste se hace muy grande, puede afectar al retorno venoso de las piernas. En este caso, es posible que aparezcan debilidad, hinchazón, dolor e, incluso, entumecimiento si se comprimen los nervios.

Además, en raras ocasiones, el quiste puede romperse. En este caso, producirá inflamación, más dolor y un hematoma en la pantorrilla. Si esto sucede es muy importante acudir a un servicio médico, puesto que el derrame puede confundirse con otras patologías.

Síntomas del quiste de Baker

¿Cómo es el diagnóstico del quiste de Baker?

Mediante el análisis de los síntomas y un examen físico es posible diagnosticar un quiste de Baker. No obstante, resulta recomendable realizar diferentes pruebas físicas y de imagen para confirmar su presencia. Además, ayudarán a descartar otras posibles causas para esa sintomatología.

Examen físico

En primer lugar, el médico examinará tu rodilla para analizar los signos y síntomas del quiste de Baker. Para ello, procederá a palpar la zona posterior de la articulación y buscará inflamación o la presencia de una protuberancia.

A continuación, estudiará la flexibilidad y movilidad de tu rodilla. Por último, realizará diferentes pruebas de estabilidad con las que podrá descartar otro tipo de problemas que presenten síntomas parecidos. El diagnóstico del quiste poplíteo es complicado y a veces se puede confundir con otro tipo de lesiones.

Pruebas de imagen

Finalizada la exploración física y bajo la sospecha de la existencia del quiste de Baker, se pueden solicitar pruebas de imagen para confirmar el diagnóstico.

En este sentido, las pruebas más comunes son:

  • Radiografía
    Las radiografías simples pueden detectar artritis inflamatoria, osteoartritis y cuerpos laxos. De igual manera, con esta prueba es posible apreciar cuerpos sueltos en un quiste poplíteo.

  • Ecografía
    Gracias a esta prueba se generan imágenes de la rodilla que permiten detectar la presencia del quiste. Asimismo, nos ofrece algunas de sus características como tamaño, forma o cantidad de líquido acumulado.

Ecografía de rodilla

  • Resonancia magnética
    La resonancia ofrece unas imágenes muy detalladas de la articulación, con lo que el análisis es más preciso. Además, esta prueba ayuda a determinar la causa subyacente del quiste y descartar otras lesiones en la rodilla.

La historia clínica, la exploración física y las imágenes son de gran ayuda para que el médico confirme el diagnóstico y pueda establecer un mejor enfoque para el tratamiento.

Recuperación y expectativas

En algunos casos, el quiste de Baker desaparece por sí solo, aunque luego puede reaparecer. Si existe alguna lesión asociada, lo adecuado es tratar el problema principal para que desaparezcan tanto el bulto como las molestias asociadas.

En función de la sintomatología, se suele recomendar reposo, aplicar hielo y tomar un tratamiento antiinflamatorio. Si es necesario, también se puede inmovilizar la rodilla para evitar posturas forzadas o movimientos bruscos.

También existe la opción de drenar el líquido mediante una aspiración con aguja e, incluso, si tu caso es más severo, se podría plantear una cirugía.

¿Hay tratamiento de fisioterapia para el quiste de Baker?

Pues sí. El tratamiento de fisioterapia para el quiste de Baker es uno de los primeros, pues suele dar muy buenos resultados y no es nada invasivo.

Para ello, se aplican terapias físicas como electroterapia, punción seca, hidroterapia o magnetoterapia con el objetivo de aliviar el dolor y la inflamación. De igual forma, se realizan una serie de ejercicios y estiramientos con los que fortalecer la rodilla.

La magnetoterapia doméstica es especialmente útil en casos como el quiste de Baker. No es solo por su efecto analgésico, que te alivia y por lo tanto puedes mejorar tu calidad de vida, movimiento y rutinas diarias. Es también por su efecto regenerador de los tejidos de la rodilla.

Como hemos mencionado, el quiste de Baker puede originarse con por lesiones y roturas de los tejidos de la rodilla. Y con la osteoartritis existe una degeneración paulatina crónica. Con la magnetoterapia mejoramos la actividad celular en la zona para acelerar la regeneración de esos tejidos dañados. 

Y si haces las sesiones en casa, puedes aumentar su frecuencia y duración, por lo que aumentas la eficacia y la velocidad de la recuperación del quiste de Baker (y decenas de otras patologías músculo-esqueléticas). 

Abel

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Abel Renovell Cofundador y fisioterapeuta colegiado

Toma nota para prevenir el quiste de Baker

Evitar la aparición del quiste de Baker es esencial para prevenir sus complicaciones.

¿Qué medidas son las más efectivas?

  • Peso adecuado
    El sobrepeso ejerce una presión adicional sobre las rodillas que aumenta el riesgo de desarrollar problemas como el quiste de Baker. Por ello, seguir una dieta equilibrada combinada con una actividad física regular ayuda a reducir la carga en la articulación y previene la aparición de este problema.

  • Ejercicio regular
    Los estiramientos y ejercicios de fortalecimiento muscular te ayudan a mantener tus rodillas fuertes y estables. Esto reduce el riesgo de lesiones y otros problemas articulares.

  • Evitar actividades de alto impacto
    Ciertos ejercicios pueden trasladar a la rodilla un estrés excesivo que aumenta el riesgo de padecer lesiones y problemas articulares. Aun así, un buen calentamiento previo, tener en cuenta las limitaciones personales y utilizar el equipamiento adecuado será de gran ayuda.

Evita actividades de alto impacto para prevenir quiste de Baker

  • Descanso apropiado
    El descanso y la recuperación son esenciales para que el cuerpo y, en concreto, la rodilla se repongan tras la actividad física. Te recomendamos intercalar momentos de actividad con períodos de descanso para facilitar la reparación de los tejidos y evitar la sobrecarga articular.

Si necesitas más información sobre cómo puedes deshacerte de las molestias del quiste de Baker, contacta con nuestros asesores especializados.

Abel Renovell Cofundador y fisioterapeuta colegiado

Abel ha conseguido dos retos: Uno, mantener a Efisioterapia como referente en el sector durante 20 años, escribiendo y revisando cientos de artículos de alta calidad sobre salud y fisioterapia, suyos y de otros especialistas. Dos, compaginarlo durante varios años mientras ejercía de fisioterapeuta en su propia clínica, hospitales y clubs deportivos.

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