Por lo regular, los profesionales de la salud suelen ser idealistas al inicio de su carrera, claro que esto depende de la vocación inicial y de sus valores éticos y morales con los cuales han sido formados, intentan enfrentarse con el entusiasmo propio de la juventud a querer cambiar al mundo, chocando con realidades sociales en las cuales no se habían puesto a meditar anteriormente y que tampoco están capacitados tales como las agotadoras jornadas laborales en tiempo y volumen, compañeros con diferentes criterios profesionales y éticos, salarios insuficientes, instituciones con grandes problemas y el continuo enfrentamiento al dolor y sufrimiento humano las cuales pueden crear estrés crónico.