RESUMEN
Introducción: En la práctica de la fisioterapia pediátrica, el conocimiento del desarrollo psicomotor normal, constituye una de las actividades básicas para la evaluación de nuestro paciente. Así mismo, tener conciencia de aquellos factores que influyen tanto negativa como positivamente, como pueden ser los objetos, los adultos, los espacios... nos ofrecen la posibilidad de asesorar a los padres sobre las conductas adecuadas para evitar trastornos en un futuro.
Material y métodos: Se llevó a cabo la elaboración de un cuestionario, basado en preguntas utilizadas en otros estudios. Fue administrado en la Guardería Infantil a 40 padres de los niños que acuden a dicho centro. Se analizaron los datos obtenidos mediante un análisis estadístico de las variables con el programa SPSS-19.
Resultados: Las madres resultaron ser las cuidadores principales de los niños el tiempo que no se encuentran en la guardería en el 50%. Se observa una prevalencia de uso del andador del 37,5% en una población de 40 niños, siendo el principal motivo de utilización la idea de que facilita el inicio de la marcha. En cuanto a la zona de juego, el 88% de los padres le ofrecen a sus hijos una zona amplia en el suelo donde poder jugar. El tiempo dedicado a esta actividad resulta elevado (la mayor parte del día) en numerosos casos, no obstante, puede ser escaso (una o dos horas al día) en otros, hecho que ocurre igualmente en el caso del tiempo dedicado por los padres a sus hijos. Los participantes de este estudio presentan en su mayoría un desarrollo motor normal.
Conclusiones: No se ha demostrado que la utilización del andador retrase el inicio de la marcha. La disposición de una zona que ofrezca libertad de movimiento durante el desarrollo, así como la interacción entre padres e hijos se asocia a un óptimo desarrollo psicomotor. Es necesario ofrecer más información por parte de los profesionales de la salud al respecto.
PALABRAS CLAVE: Desarrollo psicomotor infantil, factores obstaculizadores, factores protectores, andador, Fisioterapia.
INTRODUCCIÓN
1. Control motor.
El movimiento es un aspecto crítico de la vida, es esencial para nuestras habilidades de caminar, jugar y correr; comunicarnos con amigos y familia, ganarnos la vida, en esencia para sobrevivir. El concepto de control motor está dirigido a estudiar la naturaleza del movimiento y cómo este movimiento es controlado.
Se define Control motor como la habilidad para regular o dirigir los mecanismos esenciales para el movimiento.Shumway-Cook1 afirma que el movimiento surge de la interacción de tres factores: el individuo, la tarea, y las demandas del entorno. El individuo genera movimiento para satisfacer las demandas de la tarea a ejecutar dentro de un entorno específico. De esta manera, se dice que la organización del movimiento se ve limitada por estos tres factores. La capacidad del individuo para cumplir con la interacción de tareas y las demandas ambientales determina su capacidad funcional.
2.Desarrollo motor y aprendizaje del movimiento.
El desarrollo motor es un proceso de cambio relacionado con el individuo. Los sorprendentes cambios que se producen en la conducta motriz del niño desembocan en la independencia física.7
Su estudio históricamente, ha sido enfocado desde una perspectiva neurológica, considerando los reflejos como conducta jerárquica del sistema nervioso. No obstante, en los últimos quince años se han propuesto otras alternativas en las que se contempla la conducta motriz como la cooperación de muchos subsistemas dentro de un contexto y tarea específicos.7
Al considerar el desarrollo de la capacidad motriz, es útil tener en cuenta la adquisición de habilidad. La expresión << desarrollo del movimiento>> está acuñada para describir los efectos de la maduración del sistema nervioso en los primeros años. Sin embargo, el aprendizaje motor se debe entender como <<un grupo de procesos internos asociados a la práctica y a la experiencia y unidos permanentemente a cambios en la habilidad de la capacidad motriz>>. El proceso de aprendizaje motor implica la búsqueda de una solución a una actividad determinada y emerge desde la interacción del individuo con la actividad y el entorno. Las soluciones serán nuevas estrategias que surgen de un complejo proceso percepción-cognición-acción.7
El conocimiento del desarrollo motor normal es básico para la práctica clínica pediátrica, ya que como bien dice Illingworth8: “El conocimiento de lo normal es una base fundamental para el diagnóstico de lo anormal”.
3. Riesgos en el desarrollo psicomotor.
Se entiende por factores de riesgo la situación que ha vivido o vive un niño y que puede causar o condicionar un desarrollo anómalo, los factores de riesgo del desarrollo psicomotor se enlazan con los determinantes sociales de salud, que por definición son aquellos factores y mecanismos por los cuales las condiciones sociales afectan el nivel de salud y que es posible intervenir a través de políticas sociales y de salud.6
El desarrollo psicomotor de un niño con indemnidad biológica, sigue un curso preestablecido que difícilmente se debería ver alterado. No obstante, hay estudios que demuestran que el desarrollo psicomotor de niños biológicamente indemnes se ve afectado por factores adversos durante el primer año. Tal efecto es menor que el descrito en niños biológicamente vulnerables, pero es suficiente para generar desventajas psicosociales capaces de perturbar el desarrollo.10
Numerosos estudios han enfatizado la importancia de los factores de riesgo biológicos y sociales sobre el curso del desarrollo infantil.
Factores de Riesgo biológicos: Aquellas situaciones genéticas determinadas o no, que pueden haber provocado una lesión del sistema nervioso central o de otros tejidos que puedan impedir o dificultar el desarrollo normal. Los factores de riesgo biológicos incluyen factores perinatales, como son: APGAR, peso al nacer y edad gestacional.6
Factores de Riesgo ambientales: Un medio ambiente favorable puede facilitar un desarrollo normal, el cual posibilita una mejor exploración e interacción con su entorno. Por el contrario, un ambiente desfavorable puede enlentecer el ritmo del desarrollo, lo que disminuiría la calidad de la interacción del niño con su medio, restringiendo su desarrollo y capacidad de aprendizaje.10
Factores de riesgo maternos.
Edad: Las afecciones maternas, perinatales y del recién nacido son más frecuentes en las mujeres menores de 20 años, y sobre todo, en los grupos de edad más cercanos a la menarquia. En nuestro país, según datos de la OMS11, la tasa de fecundidad de las adolescentes entre 15 y 19 años es de un 13 %o .
Escolaridad: Los niños, cuyas madres presentan un coeficiente intelectual <80, con bajo nivel de estimulación en el hogar, muestran, en promedio, un índice de desarrollo mental 10,3 puntos más bajo y un desarrollo motor 13,5 puntos inferior que el de los niños que no están expuestos a riesgo. 10
Según María Gutiérrez-Domènech12 , los padres y las madres con mayor nivel educativo tienden a pasar más tiempo con sus hijos y esto, facilita su desarrollo.
Ocupación: Centrándonos en las madres ocupadas, los resultados indican que el horario laboral es un condicionante importante del tiempo dedicado a los hijos. Los individuos que finalizan su jornada laboral después de las seis de la tarde, tienden a pasar menos tiempo con sus hijos.12 Además, existe una asociación directa y significativa entre la ocupación de la madre y la lactancia. Esta práctica es mayor en lasamas de casa que en las madres que estudian o trabajan. Los factores maternos también incluyen los hábitos que tienen las madres antes, durante y después del embarazo.6
5.Factores obstaculizadores y protectores del desarrollo psicomotor
5.1 Factores protectores del desarrollo
El adulto como facilitador del desarrollo
El adulto cumple un rol directo en los cuidados cotidianos e indirecto en las actividades del niño. Su función según la Dra. Emmi Pikler13 se resume en los siguientes aspectos:
1. Presentarse como un ser humano disponible capaz de interactuar y satisfacer adecuadamente las necesidades del niño.
2. Minimizar, seleccionar y ordenar los estímulos del entorno. No coloca al niño en situaciones ante las cuales deba reaccionar.
3. Observar y preveer los factores que faciliten el desarrollo del niño.
4.Crear y reorganizar el entorno en el cual el niño pueda moverse libremente. El adulto es una importante y rica fuente de imitación e identificación, pero no enseña al niño a realizar ningún movimiento en particular, siendo este quien organiza sus movimientos y actividades en forma autoinducida.
5. Ubicar, manipular y trasladar el cuerpo del niño en posturas facilitadoras de las conductas autónomas. No coloca al niño en una postura a la que no haya llegado por sí mismo.
6. Organizar los espacios y seleccionar los objetos pertinentes a cada momento del desarrollo del niño. El espacio, los objetos que les proveen deben facilitar el ejercicio autónomo de las nuevas capacidades.
El espacio como facilitador del desarrollo Para que la organización espacial constituya un factor facilitador del desarrollo, debentener en cuenta algunos principios fundamentales:
1. Cada actividad sucede en un tiempo y en un espacio específico. Crear un espacio para cada actividad ( el sueño, la alimentación, la higiene; y un espacio bien diferenciado para el movimiento, la manipulación y el juego..) le facilita al niño la configuración de un antes, un durante y un después.
2.Cualidades del espacio para el despliegue de la actividad autónoma.La superficie donde está el bebé debe ser firme, aislada de las bajas temperaturas yhumedad; fácil de higienizar.
Como regla general, diremos que el espacio en el que el niño es colocado debe ser algo más grande del que puede utilizar en cada momento de su desarrollo. Conforme evoluciona en su desarrollo motor, en la manipulación y, en consecuencia, en sus posibilidades de exploración, deben crearse espacios en los que, por un lado pueda, ejercitar y perfeccionar las capacidades ya adquirida y, por el otro, desarrollar nuevas competencias. En los primeros meses de vida el lugar aconsejado es un cuna con barrotes que no permitan que el niño introduzca la cabeza.
Alrededor de los 3 meses el niño comenzará los primeros movimientos voluntarios. A partir de ese momento el espacio se debería organizar en el suelo rodeado de objetos pertinentes a su momento de desarrollo.
Los objetos como facilitadores del desarrollo
La selección de los objetos destinados a las actividades del niño pequeño deben poseer dos reglas: Seguridad y Aprendizaje. Deben promover la actividad autónoma del niño, la exploración y el aprendizaje sin poner en riesgo su salud.
Se define como objeto pertinente un objeto que resulta apropiado por las posibilidades que le brinda al niño de ejercitar sus competencias y desarrollar sus potencialidades.
Los objetos destinados a la actividad del niño, deben favorecer el desarrollo de las funciones psicológicas superiores y de la causalidad objetiva y especializada. Es importante que los objetos permitan el desarrollo y el ejercicio de las capacidades motoras y, específicamente, los de la manipulación y prensión.
5.2 Factores obstaculizadores del desarrollo
El adulto como obstaculizador
En muchas ocasiones, los adultos en su afán de proporcionar al niño objetos que aceleren su desarrollo psicomotor, provocan en ellos una desorganización del esquema corporal así como del equilibrio, generando situaciones conflictivas para el mismo.
Un padre, un profesional o una cuidadora bien informada y capacitada sabrá elegir y disponer lo mejor para el niño en cada momento del desarrollo.Emmi Pikler afirma que la competencia motriz del bebé es posible cuando cambia la mirada del adulto. No es necesaria la intervención del adulto para el desarrollo sano y global de la motricidad. Cada niño se desarrolla óptimamente si lo hace desde y a través de sus fortaleza, características y deseos vitales.
Las interacciones, entre padre e hijos, son elementos esenciales en el desarrollo del ser humano.
Los objetos como obstaculizadores.
Existen ciertos juguetes que tienen la particularidad de generar una serie de estímulos destinados a captar la atención del niño desde el mismo objeto. Algunos tienen cierta utilidad en algunos momentos de su desarrollo, otros son sencillamente innecesarios, resultando incluso peligrosos o perturbadores de las funciones psicológicas superiores.
El andador. Si consideramos que el aprendizaje se da a partir de los movimientos propios: ¿ Qué aprende un niño que es colocado en un andador?, ¿ Se puede caminar sentado, colgado y sobre ruedas?. Existen múltiples razones por las que desaconsejar su utilización.
Alto potencial de accidentes. Datos recogidos en las urgencias hospitalarias tanto de Europa como de EE.UU. en los últimos 20 años demuestran sistemáticamente que losandadores constituyen un peligro de caídas, porque aumentan la movilidad y la velocidad de los niños que aún no son capaces de ponerse de pie o de caminar sin ayuda. Los accidentes provocados por el uso de los andadores se deben principalmente a caídas por escaleras o a vuelcos, especialmente cuando los niños intentan ir por superficies desiguales. Las lesiones resultantes de estos accidentes son muy graves porque, en la mayoría de los casos, afectan a la cabeza del niño.14
Los datos sobre las lesiones causadas por los andadores recopilados por el Programa de Prevención y Reporte de Lesiones del Hospital de Canadá (CHIRPP) condujeron a la prohibición de la venta, publicidad e importación de estos aparatos en dicho país.
Causa alteraciones en la postura, el equilibrio y la marcha.
La organización del equilibrio, la postura y los desplazamientos se ven seriamente obstaculizados y perturbados de la motricidad autónoma.Durante la utilización del andador, generalmente, las plantas de los pies no apoyan en su totalidad, con que lo que el niño se encuentra privado de las sensaciones propioceptivas que acompañan el ponerse de pie y que son reguladoras de las reacciones de enderezamiento.
Su tamaño estándar provoca que muchos niños sólo llegan a contactar el suelo con las puntas de los pies, encontrándose el peso del cuerpo repartido entre éstas, las axilas, el pubis y los glúteos. En otras ocasiones, si el niño es alto, quedará con los pies apoyados y las piernas flexionadas. Por otro lado, la tela forma una silla, lo que hará que el niño se siente.
La consecuencia de esto es que cuando el niño comience a caminar mantendrá el patrón que ha aprendido en el andador, observándose en muchos de los casos una marcha de puntillas.6 La marcha implica el paso de un equilibrio estático a un equilibrio dinámico, proceso fundamental que se ve alterado con el uso del andador.
En numerosas ocasiones, los niños que utilizan andador no logran gatear, alterando reacciones protectoras. Reynaldo de Ávila15afirma que el gateo es un factor protector para no desarrollar retraso en la marcha. Trasladarse por su propia cuenta les permite aprender a juzgar distancias y a percibir la profundidad. Los niños que gateandesarrollan ajustes posturales en los cuatro miembros, además de reacciones protectoras.
Altera el esquema corporal: crea un esquema corporal erróneo, el niño(a) aprende que los límites de su cuerpo son el andador.6
Los corralitos de red (parque). Suelen brindar un espacio muy reducido en el que el bebé sólo puede permanecer sentado o acostado. tanto la base y la red que lo rodea, son inestables obstaculizando la organización del equilibrio y el desarrollo de la motricidad.16
El televisor. Es común y casi cultural el hecho de colocar a los bebés frente a un televisor, “para que se entretengan”... Los cambios rápidos de imágenes, la diferencia de sonidos entre la programación y la publicidad, capturan permanentemente la atención del niño e irritan centros nerviosos resultando nocivo para la organización neurológica y el desarrollo de las funciones psicológicas superiores.16Los niños quedan fascinados frente al televisor y, aunque parezcan entretenidos, al cabo de unas horas, los efectos perturbadores pueden manifestarse a través de un llanto inexplicable o dificultades para conciliar el sueño.16
6. Importancia del juego y el vínculo padres-hijos en la promoción de undesarrollo infantil saludable.
El juego es esencial para el bienestar social, emocional, cognitivo y físico de los niños . Es una herramienta natural en la que los niños aprenden a cooperar, superar los desafíos , y negociar con los demás. Jugar les permite desarrollar la creatividad. Además, supone un tiempo para que los padres establezcan un vínculo sólido con sus hijos, y aprendan a ver el mundo desde la perspectiva de su hijo.17
El tiempo de juego es una oportunidad para comprometerse plenamente con los hijos. Los padres pueden utilizar estos momentos para promover el desarrollo social y emocional saludable a través del compromiso activo y la imaginación compartida.17
Jugar contribuye al desarrollo saludable del cerebro. Los niños participan e interactúan con el mundo que les rodea a través del juego desde una edad muy temprana. Incluso en el ámbito académico, el juego ayuda a los niños a adaptarse al entorno escolar,fomentando así la participación en la escuela, y mejorar el aprendizaje y las habilidades para resolver problemas. Además, el juego y el recreo pueden aumentar la capacidad de los niños para almacenar nueva información, ya que su capacidad cognitiva es mayor cuando se les ofrece un cambio drástico en la actividad.17
La actividad física llevado a cabo a través del juego puede ayudar a prevenir la obesidad infantil y evitar futuros problemas de salud en la adolescencia.
Actualmente existen muchas lagunas en el conocimiento de la cantidad y la calidad del tiempo que los padres y madres dedican al cuidado de sus hijos o sobre las diferencias de dedicación, según clase social o nivel educativo de las familias.
Diversos estudios muestran que la incorporación de la mujer al mercado de trabajo no ha ido necesariamente en detrimento de la calidad del cuidado. Sin embargo, María José González18 en su estudio demuestra que la cantidad y la calidad de tiempo están desigualmente distribuidas en la infancia según las características sociales (categoría ocupacional y nivel de estudios de los padres), económicas (acceso a recursos externos) y laborales (condiciones en el puesto de trabajo) de las familias de origen.
Las parejas en las que ambos padres tienen estudios universitarios dedican más tiempo a los cuidados de estimulación intelectual (“tiempo de calidad”).Asimismo, existen diferencias significativas en el tiempo y actividades realizadas con los hijos en función de la clase ocupacional del padre: los profesionales (dirección y gerencia de empresas, arquitectos técnicos, etc.) dedican más tiempo a las actividades consideradas de alta intensidad (cuidados físicos y vigilancia de niños).18
La implicación de los padres, la cantidad y la calidad del tiempo dedicado a los hijos, puede llegar a tener consecuencias importantes en el rendimiento escolar y, mediante este último, en la futura integración social y laboral de los menores.18
HIPÓTESIS
“ Analizar la influencia del andador, la zona de juego, el tiempo dedicado al juego y lainfluencia del adulto en el correcto desarrollo psicomotor infantil.”
MATERIAL Y MÉTODO
POBLACIÓN DE ESTUDIO
Para llevar a cabo este estudio se tomó como muestra 40 niños que acuden a una Guardería Infantil municipal. No se utilizaron métodos de exclusión.
En cuanto a las características de la muestra, diecinueve son niños (47,5%) y veintiuna niñas (52,5%) en edades comprendidas entre los 10 y los 34 meses, siendo los 24 y los 18 meses las edades más representativas.
El desarrollo del estudio se llevó a cabo a través de la administración de una encuesta y un consentimiento informado a los padres de los niños de la guardería que deseaban participar.
ELABORACION DEL CUESTIONARIO
Para la elaboración del cuestionario se realizó una búsqueda y revisión de estudios previos relacionados con el tema. Se realizó una revisión de numerosas investigaciones acerca del Desarrollo motor infantil, Factores obstaculizadores o protectores del desarrollo y Utilización del andador y sus consecuencias, que se realizaban a través de un cuestionario o escala. Se consultaron las bases de datos de PubMed, Medline, PEDro base de datos sobre Fisioterapia basada en la evidencia, Google académico y el facilitador de acceso a recursos online FARO, facilitado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Tras haber hecho la revisión no se encontró ninguna escala o cuestionario validado que incluyese todos los aspectos a valorar en este estudio, no obstante, las diferentes cuestiones fueron seleccionadas de las utilizadas en otras investigaciones. Las fuentes seleccionadas para elaborar la encuesta fueron preguntas empleadas por Santos L. et al.19 , Dogan et al.20, Pin T, Eldridge B y Galea MP 21 en sus respectivas investigaciones y preguntas de la encuesta realizada en el estudio llevado a cabo por Ávila R, Castro M15 basadas en la escala de desarrollo Denver II..
La encuesta consta de dos bloques principales, un primero en el que se recogen datos de información general de los padres y un segundo enfocado a información general del niño/a.
RESULTADOS
Los resultados muestran que en el 50% de los casos el cuidado de los niños recae sobre la madre, convirtiéndose en la principal cuidadora, seguida por el cuidado de ambos tanto el padre como la madre (33% de los casos), los abuelos quienes son los cuidadores principales en un 15% y por último, los padres (3%).
El 37,5% de los niños participantes en el estudio tienen o han tenido andador, mientras que el otro 62,5% no tienen ni lo han tenido.
Ocho de los niños que lo utilizaron y/o utilizan, lo hacen con una frecuencia de menos de una hora al día (53,33%), cuatro de ellos eran colocados varias veces a lo largo del día (26,67%), y de los otros tres niños , uno más de una hora al día, otro más de tres horas al día, llegando a estar el último de ellos más de 5 horas al día.
El principal argumento para su utilización fue la creencia en que facilita el inicio de la marcha (40%), seguido de modo de entretenimiento (20%) y las respuestas por recomendación, comodidad y seguridad y otros motivos en un 13,3%.
De los 40 padres encuestados, el 62,5% no recibieron ningún tipo de información por parte de profesionales sanitarios, acerca de las ventajas o inconvenientes que suponía utilizar el andador con sus hijos, mientras que el 37,5% de ellos si recibieron información. De entre los que no recibieron información, 10 hicieron uso del andador con sus hijos, en cambio, los otros 15 no lo utilizaron. De los padres que si recibieron información, cinco colocaron a sus hijos en el andador y diez no lo hicieron.
Una zona amplia en el suelo es la superficie elegida por el 88% de los padres para que sus hijos pasen el tiempo mientras juegan, un 10% combinan una zona amplia con un espacio limitado (parque) y un 3% utilizan únicamente el parque como lugar para que su hijo juegue .
En cuanto al tiempo dedicado al juego, un 7,5% de los niños le dedican toda la tarde ; entre 3 y 6 seis horas al día es lo que le dedican a esta actividad el 22,5% de los niños, siendo entre una y dos horas al igual que la respuesta “la mayor parte del día”, las que obtuvieron un mayor porcentaje (35%).
La variable dedicada al tiempo que dedican los padres al juego con los hijos fue comparada además con la ocupación laboral del padre y de la madre con el fin de comprobar si existe relación entre ambas. Cabe destacar que el 38,5% de los padres afirman dedicarle todo el tiempo posible a compartir el juego con sus hijos, seguido de un 30,8%, quienes dicen dedicar aproximadamente dos horas.
La edad media en que los niños comenzaron a gatear fue a los 7 meses, y la edad media en que comienzan a caminar, los 12 meses.En relación a la edad en que comenzaron a caminar por sí mismos, fueron los 12 meses la edad en que la mayor parte de los niños(24%) comenzaron la marcha, seguido de los 11 meses en un 21%, los 10 en el 16% de los niños y los 13 meses en el 11%.
De los 40 niños que participaron en el estudio 5 de ellos no gatearon, no obstante, tres de estos niños utilizaban otra forma de traslado.de los 35 niños cuya zona de juego era una zona amplia en el suelo, 32 gatearon, 2 de ellos no lo hicieron pero utilizaron otra forma de traslado y sólo uno de ellos no gateo.De los 4 que utilizaban tanto un espacio limitado como una zona amplia en el suelo, 2 gatearon y los otros dos no lo hicieron, aunque uno de ellos utilizaba otra forma de traslado. No obstante, el niño que únicamente fue colocado en un espacio limitado durante el tiempo dedicado al juego, sí gateó.
En relación a la utilización del andador, se obtuvo que 14 de los niños que lo utilizaron o lo utilizan sí gatearon y únicamente uno de ellos no lo hizo. En cambio, de los 25 niños que no hicieron uso del andador, 21 de ellos gatearon, 3 utilizaron otro forma de traslado y uno no realizó esta fase del desarrollo motor.
La edad en que comienzan a gatear y caminar en relación a la utilización del andador también fue analizada. Entre los 9 y los 12 meses comenzaron a caminar 11 de los 14 niños que hicieron o hacen uso del andador, mientras que la mayoría de los que no la utilizaron comenzaron a andar entre los 10 y los 13 meses.
DISCUSIÓN
Nuestra sociedad actual ha llevado a los padres a delegar muchas de las funciones que les corresponden en los abuelos, este hecho se debe a la necesidad de aumentar las jornadas laborales o de incorporarse ambos al empleo para poder sostener la economía familiar. En el caso de este estudio, los abuelos no han resultado ser los cuidadores principales, recayendo esta labor en la mitad de los casos sobre las madres. Cabe destacar que esto puede deberse a que todos estos niños acuden durante el día a la guardería infantil, lo cual permite a los padres realizar su actividad laboral y posteriormente dedicarse al cuidado de sus hijos.
No obstante, a pesar de que los resultados publicados por María Gutiérrez12 indiquen que en las madres que desempeñan una actividad laboral, se ve condicionado el tiempo dedicado a los hijos y de no existir una diferencia significativa en la ocupación laboral entre padres y madres, si que se evidencia una gran disparidad en cuanto a la dedicación al cuidado de los niños por parte de las madres (50%), en relación a los padres quienes únicamente se convierten en cuidadores principales en un 3% de los casos.
En el presente estudio, se aprecia una frecuencia de uso del andador elevada, los resultados muestran que un 37,5% de los niños utilizan o han utilizado andador y aunque la frecuencia en su utilización no se excede de la media hora en el 53,33% de los casos, cabe destacar que algunos de los niños son colocados en él varias veces al día, llegando en algún caso a utilizarse durante más de 5 horas.
Si tenemos en cuenta los numerosos estudios que señalan el riesgo que conlleva la utilización del andador, por su alto potencial de accidentes14 y las alteraciones que puede llegar a ocasionar en la postura, el equilibrio y la marcha6,15, cobra relevancia el hecho de que en hoy en día 15 de los 40 niños de nuestra población de estudio hagan uso de él. Sin embargo, según los resultados únicamente uno de los niños llegó a sufrir un accidente mientras lo utilizaba.
La creencia de los padres en que el andador facilita en inicio de la marcha fue el argumento más utilizado para justificar su uso en el 40% de los casos, lo cual nos muestra la importancia de informar a los padres acerca de los objetos que influyen en un adecuado desarrollo psicomotor y aquellos que pueden llegar a provocar alteraciones oretrasos en el mismo. Alguno de los padres aseguran que utilizan el andador como medio de entretenimiento para sus hijos, y otros que lo hacen o han hecho por recomendación, comodidad y seguridad.
Los profesionales sanitarios debemos ser los encargados de desaconsejar la utilización de objetos o conductas como estas, siempre teniendo en cuenta la evidencia científica disponible. Esta práctica no se ha visto reflejada entre los profesionales sanitarios a los que acuden nuestra población, dado que únicamente 15 de los padres afirman haber recibido algún tipo de información al respecto.
En cuanto a la zona de juego, la Dra. Emmi Pikler13 es su modelo de Atención Temprana “ Moverse en libertad” , promovía que debía ser un espacio que le permitiera al niño amplitud de movimiento y libertar para desplazarse. Los resultados muestran que esta concepción de libertad de movimiento durante el tiempo que lo niños pasan jugando está siendo aceptada, puesto que le 88% de los niños disponen de una zona amplia en el suelo como lugar para desarrollar dicha actividad. En cuatro de los niños, los padres aseguran haber combinado la zona amplia con un espacio limitado, lo cual no tiene porque ser incorrecto si se tiene en cuenta el momento del desarrollo en que se encuentra el bebé y las posibilidades de experimentar nuevas experiencias motoras que le brinda dicho espacio.
Los numerosos beneficios que le ofrece el juego a los niños en su futuro desarrollo17 , convierte en algo muy relevante el tiempo dedicado a esta actividad, aunque bien es cierto que no debemos olvidar que es tan importante la cantidad como la calidad del mismo. Un 35% de los niños, según los resultados obtenidos, dedican la mayor parte del día al juego, según relatan los padres todo el tiempo que están fuera de la guardería y no están descansando o comiendo. En cambio, el mismo número de niños le dedican únicamente entre una y dos horas al día a esta actividad, mientras que 9 de ellos dedican entre 3 y seis horas.Regina Milteer17argumenta que el tiempo de juego del niño es una oportunidad para que los padres se comprometan activamente en promover el desarrollo social y emocional mediante la imaginación compartida. Muchos de los padres aseguran dedicar todo el tiempo posible a jugar con sus hijos, no obstante, ante esta afirmación se debe tener en cuenta la calidad de ese tiempo dedicado al juego. Por otro lado, son bastantes los padres que afirmaron pasar entre una y dos horas al día en función del tiempo quedisponían fuera de la jornada laboral y las ocupaciones propias del hogar, y tres de ellos dedican menos de una hora al día.
Al igual que en otros estudios, como el realizado por María Gutiérrez12 en el que demuestra que la incorporación de la mujer al mercado laboral no ha ido en detrimento del tiempo dedicado a los hijos, los resultados muestran que las madres activas laboralmente dedican más tiempo al juego con los hijos que aquellas que no lo están, observándose en mismo hecho en el caso de los padres.
Reynaldo de Ávila15 , relata que el gateo ejerce un efecto protector para no desarrollar retraso en el inicio de la marcha, además de ejercer una influencia muy importante en la vida de los bebés. El gateo interconecta los hemisferios cerebrales al desarrollar el patrón cruzado de desplazamiento corporal y equilibrio, estimula el enfoque visual y la coordinación manual, así como, le permite desarrollar su percepción temporal y espacial al descubrir con su cuerpo ideas de velocidad y distancias.
En cuanto a esta fases del desarrollo motor, los resultados muestran que la mayoría de los niños se encuentran dentro de la normalidad. No obstante, cinco de los niños, no realizaron la fase de gateo, mientras que el 65% lo hacía entre los 7 y los 9 meses de edad. Cabe destacar el 6% de los niños cuyos padres afirman que comenzaron a gatear con 4 meses y los que lo hicieron con 11 meses. El hecho de que hayan comenzado a gatear tarde no es tan relevante como el no haberlo hecho si tenemos en cuenta los múltiples beneficios de esta etapa del desarrollo.
Por otro lado, la fase del inicio de la marcha tuvo lugar entre los nueve y los trece meses según muestra los resultados, aunque alguno de ellos no lograra este paso en el desarrollo hasta los 19 meses.
Numerosos estudios abordan la relación entre el uso del andador y el retraso en el inicio de la marcha. Aunque algunos solo mostraron un efecto negativo pobre y ninguna evidencia que ayuda a caminar. Otros señalan que los niños que no utilizaron andador se sentaron, gatearon y caminaron a la edad correcta a diferencia de los que si lo utilizaron que caminaron más tarde.15 Los hallazgos de este estudio no muestran evidencia para afirmar que el andador retrasa el inicio de la marcha, dado que la media de edad de inicio de esta etapa, tanto en los niños que hicieron uso de el como los que no lo utilizaron, se encuentra entre los 11 y los 12 meses.
La fase del gateo tampoco se vio influenciada por la utilización del mismo en nuestro población de estudio, dado que como se muestra en los resultados, a excepción de uno de los niños, los catorce restantes que habían hecho uso del andador gatearon. Asimismo, las edades de inicio del gateo fueron similares a los niños que no lo utilizaron, por lo que tampoco se encontraron evidencias sobre su efecto obstaculizador en esta etapa del desarrollo.
Al igual que en el estudio llevado a cabo por Erika Osorio et al22 no se encontró una asociación significativa del desarrollo motor de los niños, con la escolaridad materna. Si bien, la mayoría de las madres que colocaban a los hijos en el andador únicamente habían terminado la educación secundaria, seis de las quince tenían estudios universitarios, además tampoco se encontraron diferencias en cuanto a las zonas de juego en que se colocaba al niño. Esto puede ser debido a que en nuestra población no existe una gran variabilidad en relación a la escolaridad materna o nivel socioeconómico. No obstante, a parte del tiempo que le dedicaban al juego con sus hijos no se analizó otro tipo de estimulación en el hogar por parte de las madres.
En relación a la zona de juego, se demuestra la influencia positiva de las conductas que le brindan al niño explorar su medio y desarrollar la motricidad mediante el aprendizaje del control de su propio cuerpo. Los resultados muestran que el colocar al niño en una superficie amplia en el suelo favorecer el desarrollo motor normal.
Se ha de destacar posibles limitaciones del estudio para que puedan ser evitadas en futuras investigaciones. En el caso de la pregunta “ Cuidador principal del niño” se debía haber especificado a que iba referida, ya que al estar los niños en una guardería durante el día, la pregunta podía llevar a confusión. En relación al tipo de información recibida por parte de los profesionales sanitarios acerca del uso del andador, sería aconsejable añadir el tipo de información recibida, ya que el hecho de haber tenido información no implica que no sea a favor del mismo. Así mismo, las cuestiones relacionadas con el tiempo dedicado al juego, dieron lugar a múltiples respuestas, incluso a azar, al ser una respuesta abierta y muy general. Otras formas de estimulación en el hogar podrían ser tomadas para analizar la influencia de nivel educativo de las madres en relación a un mejor desarrollo psicomotor de los hijos.
A pesar de que los resultados obtenidos tras el trabajo de campo, en cuanto a nuestra hipótesis, la cual situaba al andador como objeto obstaculizador que favorecía el retraso en el desarrollo motor, no hayan mostrado dicha asociación, debemos tener en cuenta la subjetividad de los padres a la hora de rellenar los cuestionarios. El hecho de saber que el estudio se relacionaba con los factores obstaculizadores del desarrollo motor, pudo servir de sugestión para responder de acuerdo a lo que les gustaría que fuera lo correcto en cuanto a su actuación como padres o lo que pensaban que sería lo mejor a pesar de no estarlo llevando a cabo. En muchos de los casos, las madres quienes fueron las encargadas de rellenar los cuestionarios en el 90% de los casos, no recordaban con exactitud la edad en que los hijos habían alcanzado la etapa que se le preguntaba, lo cual lleva a posibles sesgos en el estudio.
Del mismo modo, no se estableció relación entre la ocupación laboral de los padres y el tiempo dedicado al juego con sus hijos, que si bien en muchos de los casos era bastante, en otros podría ser insuficiente, al igual que ocurre con el tiempo dedicado por los niños a dicha actividad.
En cambio, se demuestra la influencia de los profesionales sanitarios en las conductas de los padres hacia sus hijos y los beneficios que supone para el correcto desarrollo motor de los niños el disponer de un espacio que les brinde la oportunidad de descubrir el medio que les rodea.
Por tanto, como profesionales sanitarios y desde nuestra visión como fisioterapeutas debemos incidir en la promoción de la salud y de un desarrollo psicomotor óptimo que evite posibles alteraciones en el futuro, mediante la información a los padres de los beneficios y perjuicios de sus conductas con los niños.
CONCLUSIÓN
Tras los resultados obtenidos en este estudio, en que se analizaban posibles factores obstaculizadores y protectores del normal desarrollo psicomotor infantil, puedo concluir que no se ha encontrado evidencia de que la utilización del andador tenga consecuencias negativas en el desarrollo motor óptimo, no obstante, se confirma una alta prevalencia de uso en nuestra población. Por otra parte, puedo afirmar el efecto positivo que tiene, tanto el brindarle al niño una zona de juego amplia en la que pueda disfrutar de libertad de movimiento, como la dedicación de los padres al juego con sus hijos, en la correcta consecución de las diferentes etapas del desarrollo motor y desarrollo del bienestar físico y psíquico del niño.
La información que ofrecemos o no a nuestros pacientes tendrá repercusiones tanto en el bienestar de los mismos como en la inversión de recursos a largo plazo, por lo que debemos hacer especial hincapié en la promoción de la salud.
BIBLIOGRAFIA
1Shunway-Cook A,Woolacott MH. Control Motor, Translating and Research into Clinical Practice. Tercera Edición. United States of America: Editorial Amazon;2004.
2. Abernethy B. The biophysical foundations of human movement. Illinois: Human Kinetics; 1997.
3 .Cano de la Cuerda R, et al. Teorías y modelos de control y aprendizaje motor. Aplicacionesclínicasenneurorrehabilitación.Neurología.2012. doi:10.1016/j.nrl.2011.12.010.
4. Schmidt RA, Lee TD. Motor control and learning: to behavioural emphasis. Champaign: Human Kinetics; 2005.
5. Bernstein N. The coordination and regulation of movement. London: Pergamon; 1967.
6. Leyton K, Medina D. Impacto del Enfoque Kinésico Moverse en libertad como una alternativa para la atención temprana. [tesis].[Chile]: Universidad Católica del Norte;2011. 114 p.
7. Macias L, Fagoaga J. Fisioterapia en pediatría. Primera edición. España: McGraw-Hill; 2002.
8. ILLINGWORTH RS. El desarrollo del lactante y el niño. Ed. Churchill Livingstone. En: Alhambra Longman, 1992.
9. Iceta A, Yoldi ME. Desarrollo psicomotor del niño y su valoración en atención temprana. ANALES Sis San Navarra 2002; 25 (Supl. 2): 35-43.
10. Andraca I. Factores de riesgo para el desarrollo psicomotor en lactantes nacidos en óptimas condiciones biológicas. Revista de Salud Pública. 1998 Abril; 32 (2): 140-47.
11. Organización Mundial de la Salud. Estadísticas sanitarias mundiales 2013. 12. Gutiérrez M. El tiempo con los hijos y la ocupación laboral de los padres.
Documentos de economía “La Caixa”. 2007 Abril.
13. Pikler E. Moverse en libertad. El desarrollo global de la motricidad. Madrid: Narcea Ediciones; 1985.
14. Decisión de la Comisión Europea [Internet]. Bruselas: Diario Oficial de la Unión Europea [2008] - [consultado 18 diciembre 2013]. Disponible en:
https://eurlex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=OJ:L:2009:010:0022:0022:es:PDF
15. Ávila R, Castro M. Relaciones con el inicio de la marcha, gateo, uso de andadores y accidentes. Rev Soc Bol Ped. 2005; 44 (1): 11-4.
16. Unicef Argentina. Factores del entorno facilitadores y obstaculizadores del desarrollo infantil, 1994.
17. Regina M. Milteer, Kenneth R. The Importance of Play in Promoting Healthy Child Development and Maintaining Strong Parent-Child Bond: Focus on Children in Poverty. Pedriatrics [Internet]. 2012[citado 20.Dic.2013]; 129. Disponible en: https://pediatrics.aappublications.org/content/129/1/e204.full.html
18. González MJ. Domínguez M, Baizán P. Cuidado parental en la infancia y desigualdad socia: un estudio sobre la Encuesta de Empleo del Tiempo en España. Fundación alternativas. 2010.
19. Serrano LS, Talayero JM, Pérez AS, et al. Patrones de uso, creencias populares y accidentabilidad por andador infantil (tacatá). Bases para una campaña de información sanitaria. An Esp Pediatr. 1996; 44 (4).
20. Dogan DG, Bilici M, Yilmaz AE, et al. Baby walkers: a perspective from Turkey. Acta Pædiatrica. 2009. 98: 1656-1660.
21. PinT,Eldridge B, Galea MP. A review of the effects of sleep position, play position, and equipment use on motor development in infants. Developmental Medicine & Child Neurology. 2007; 49: 858–86.
22. OsorioE,SánchezTL,HernándezMC,CarrilloLL,SchnaasL.Estimulaciónen elhogarydesarrollomotorenniñosmexicanosde3meses.SaludpúblicadeMéxico.2010;52(1).