Aunque pueda parecer una contradicción, pues el Osteópata no trata lesiones sino disfunciones somáticas, el diagnóstico diferencial es una herramienta indispensable en el trabajo diario de nuestra clínica.
La OMS califica al Osteópata como un profesional de primera intención y como tal es nuestra obligación ética tener un conocimiento, lo más pormenorizado posible, sobre las situaciones de riesgo en las que, o bien el paciente se halla en una situación de contraindicación absoluta o relativa a nuestro tratamiento o, incluso más importante, requiere de una atención médica especializada bien de forma previa o complementaria a nuestro trabajo.