La escápula tiene una gran implicación en el lanzamiento. La posición del hombro, el movimiento, la estabilidad y el control neuromuscular, conjuntamente con la necesidad de rendimiento del gesto, son muy dependientes de la capacidad estabilizadora de la escápula. Esta estructura anatómica es la base del origen de los músculos que contribuyen a la estabilidad dinámica glenohumeral (2). Mecánicamente, el movimiento coordinado entre la escápula y el húmero, el llamado ritmo escapulohumeral (SHR), es necesario para una correcta alineación glenohumeral, la cual maximizará la estabilidad articular, preservando el espacio subacromial durante la fases de armado del lanzamiento y aceleración. Si la escapula es estable se facilita la transmisión de fuerza óptima desde el tronco (necesidad conjunta de trabajo del concepto Core Stability) hasta la zona de entrega de la fuerza, es decir, la mano. Los músculos clave para la estabilidad y la movilidad escapular son trapecios superior e inferior y el serrato anterior (3),(4)(5)(6)