Cuando hablamos de masaje terapéutico es ineludible resaltar que es masaje fue sin lugar a dudas la primera técnica terapéutica que se aplicó a si mismo el ser humano para aplacar el dolor.
En el pasado no disponíamos de toda la amplitud de camillas portátiles, camillas eléctricas, camillas hidráulicas o camillas fijas que existen en la actualidad y que nos facilitan tanto la aplicación del masaje como su recepción; pero nuestros antepasados se las apañaban bien para realizar masajes en caldas, termas, baños turcos y otros lugares públicos que se usaban tanto para la higiene como para el tratamiento terapéutico.
El masaje comprende toda una serie de técnicas de lo más diversas que con el paso del tiempo se han ido estructurando en torno a esta eficaz forma de tratar a los pacientes que la necesitan. En si mismo el masaje es una forma de arte terapéutico ya que tanto la forma de aplicar el tratamiento sobre el paciente como la elección del modo más adecuado de hacerlo nos obliga a seleccionar entre una amplia gama de posibilidades y su particular forma de realización, todo ello bien efectuado incidirá directamente en los resultados del tratamiento aplicado.
Cuando hablamos de terapia con masaje nos referimos concretamente a técnicas que se utilizan para recuperar a pacientes aquejados de patologías concretas que han sido diagnosticadas por un médico y deben ser aplicadas por un profesional de la salud debidamente preparado para prestar la atención técnica y sanitaria de forma eficaz y adaptada a cada tratamiento.
Los procesos de Rehabilitación en que puede intervenirse por medio del masaje terapéutico son incontables:
- Patologías de origen traumático.
- Enfermedades neurológicas.
- Contracturas musculares.
- Cicatrices.
- Patologías circulatorias.
- Patologías debidas a posturas incorrectas.
- Etc.
El masaje bien aplicado mejora la circulación de la sangre y la linfa, por lo tanto favorece la alimentación y oxigenación celular, favoreciendo la eliminación de toxinas, al establecer un estado de relajación general facilita el acceso a un descanso más intenso, al permitirnos lograr un sueño más profundo, el masaje permite una recuperación acelerada tras el esfuerzo físico y de todo tipo de fatiga asociada a la sobrecarga muscular debido a esfuerzos deportivos o de origen laboral. El masaje actua sobre el neurovegetativo y provoca un estado de relax que facilita una respiración completa, todo ello unido a medio y largo plazo reforzará la capacidad de reacción de nuestro sistema inmunitario preparandolo para resistir ante las más diversas patologías, es por todas estas múltiples razones que el masaje es una herramienta esencial en el bagaje terapéutico destinado al mantenimiento y mejora de nuestra salud.