Cuando el organismo se lesiona osteopáticamente, el sistema postural del individuo se adapta a esta nueva situación, privilegiando el confort en detrimento del equilibrio, que será menos estable y menos económico. Este sistema actúa a través de un ordenador cibernético, el cerebelo, que recibe información a través de los propio y exteroceptores, y la envía a los tejidos por medio del tono, el cual le indica al tejido muscular como debe reaccionar. El tejido encargado de tomar y transmitir esta información es el tejido conectivo, quien va a responder, en este caso, adaptándose a la lesión a través de su expresión patológica: la retracción. Esta retracción o acortamiento de las cadenas mio-fasciales se manifiesta como un juego de adaptaciones y compensaciones que se da en forma global a lo largo de la unidad corporal del individuo.