Con los equipos actuales se puede obtener el grado de vacío necesario para la aplicación de ventosas de diversas maneras: manualmente, con una bomba de vacío eléctrica que aplica la succión a distancia, etc. , nada que ver con los métodos ancestrales de quemar una sustancia en el interior de la ventosa y aplicación inmediata sobre el paciente con la esperanza de no quemarlo.
El origen de la aplicación de ventosas como terapia se hunde en el abismo de los tiempos. Desde el sencillo succionar sobre una picadura, o la aplicación de cuernos huecos de animales, hasta las técnicas actuales de precisión milimétrica han pasado multitud de generaciones que han comprobado empíricamente la eficacia de las ventosas en múltiples dolencias.
Se ha utilizado en patologías tan diversas como el asma, procesos inflamatorios y reumatológicos así como sobre todo tipo de dolores crónicos.
Se utilizan varias ventosas que se aplican sobre la zona a tratar, desplazándolas regularmente hasta que se cubre todo el espacio sobre el que queremos actuar.
Es posible tratar también contracturas y todo tipo de dolores de origen muscular y articular; si sobre la zona a tratar dispersamos un poco de aceite las ventosas pueden moverse siguiendo el recorrido de los músculos afectado favoreciendo así el proceso de aplicación de las ventosas.