Como se ha demostrado anteriormente, para que exista un apropiado intercambio de los líquidos corporales, es indispensable una correcta movilidad de los tejidos. Si esta movilidad está reducida, se altera el proceso de microcirculación y por tanto el equilibrio de Starling. Como consecuencia, se produce una alteración en el tejido conectivo y por tanto en el sistema fascial.